lunes, 3 de febrero de 2014

Soledad.

 Triste soledad bajo pensamientos rotos, careciendo de esperanza y de fe. Sueños destruidos, lágrimas derramadas, corazones marchitados.

 Versos sangrados, palabras vacías.

Hablo con la soledad, ella me responde, mi mirada se pierde en la lejanía intentando encontrar su significado. De todos modos, todos caminamos solos y nadie nos ayuda, somos nosotros los que debemos avanzar por el camino de la vida, donde nuestros fieles compañeros son la soledad, nuestra alma y nuestros pensamientos.

Vivo en una soledad sombría, donde la oscuridad tiñe lo real y donde lo irreal se convierte en la única verdad. Vivo en una dimensión paralela donde el tiempo se para y el sonido se apaga, donde me encuentro con mis pensamientos y mi único amigo soy yo.

¡Oh! Soledad desdichada, ¿Cuantos corazones rompes? ¿A cuantas personas haces daño? Siempre estuviste conmigo, ¿cuando te marcharás? Mi destino está ligado a ti.

Me pierdo, camino solo, no veo a nadie, lágrimas derramadas, tristeza encontrada.

Mi mayor miedo es no querer, no amar, no vivir, no soñar. Cuando me invades me siento vacío, preso, inseguro y lo único que me mantiene vivo son las ganas de vivir y los sueños que aparecen en mi mente con el deseo de cumplirlos.











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