domingo, 21 de febrero de 2016

Luces de la ciudad.



Triste realidad de la que me siento atrapado
perdido, pero lleno de esperanzas,
esperanzas frágiles,
pero esperando a no ser destruidas.

Porque el ritmo no para,
el tiempo sigue su curso,
ya solo nos queda el ahora
y el recuerdo que nos unió.

Quizás,
quizás el ahora se nos hace pesado.
Quizás nuestros caminos se separaron
para que volvamos a desearnos, a tenernos.

Sin embargo, hoy, camino sólo por la ciudad,
mientras las luces se encienden
sin ese brillo especial,
porque la magia de lo que fue
desapareció sin ni siquiera despedirse.
Como ese destello intenso que poco a poco se apaga,
nublándonos, llenándonos de oscuridad y soledad al mismo tiempo.

Ahora, sólo nos quedan los recuerdos que vivimos,
porque sin vernos, sentíamos como si nos tuviésemos.
Sin hablarnos, sabíamos lo que nos decíamos.

El amor no se apaga,
el amor verdadero siempre permanece ahí,
intacto, en una parte de nuestro corazón
esperando a poder ser utilizado de nuevo,
sin embargo espera y espera
hasta que llega el final y se va con la ilusión
de que podría haberte tenido de nuevo.

El tiempo sigue, al igual que las luces de la ciudad,
encendiéndose pero sin ese brillo especial-.

                                                                                                                       
                                                                                                                    V.M.