sábado, 1 de febrero de 2014

Sonreír a pesar de las adversidades.



Gotas de agua cayendo sobre el asfalto, nubes negras y coches salpicando. Cuando todo está negro, todo es oscuro, incierto, lóbrego, cerrado. Cuando todo parece que va a ir mal y no existe ningún sentido para seguir, de repente aparece un ínfimo rayo de sol, que surca los cielos y alcanza tu cuerpo, llenándote de energía y vitalidad, impulsándote a vivir y a luchar por aquello que deseas.

Cuando todo va mal siempre queda un resquicio hacia la esperanza, hacia el optimismo. Y mientras exista una posibilidad, media posibilidad entre mil millones, merece la pena levantarse, esbozar una sonrisa, mirar hacia adelante y avanzar con paso firme.

Porque todos tenemos malos momentos, todos pasamos por baches malos en nuestras vidas pero si confías en ti mismo y crees que todo saldrá bien, así será.

De nada le vale al mundo que te escondas y agaches la cabeza. Si sabes lo que quieres ve a por ello y punto. Tienes que valorarte y luchar por lo que quieres, nadie lo va a hacer por ti. Y el camino no va a ser fácil, pero si luchas, luchas y luchas, puedes conseguir todo lo que te propongas.


Haz que los días grises se conviertan en días soleados, que la lluvia se convierta en energía, que los charcos sean el reflejo de tu felicidad. Haz que cada día cuente, haz de tu días los mejores momentos de tu vida.

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